PROCESOS PARTICIPATIVOS

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Entendemos la participación como un proceso de cambio, donde la población participa en procesos abiertos de reflexión y construcción, en los que intervienen todos los agentes socioeconómicos implicados (ciudadanía asociada y no asociada, personal técnico y responsables políticos), formando parte de la toma de decisiones consensuada sobre temas de interés público. En ellos, los técnicos del proyecto que cumplen el rol de facilitadores, involucran a los implicados para que, conjuntamente, descubran sus potencialidades y analicen las limitaciones a las que están sujetos para generar y poner en marcha acciones que mejoren sus condiciones de vida.


  • Permite la adecuación de las respuestas desde lo público a las necesidades y demandas de la población.
  • Profundiza en los valores de democracia haciendo partícipe a la ciudadanía en la toma de decisiones y permite incluir a diferentes y variados segmentos de la población con intereses y reivindicaciones diversas.
  • Favorece una adecuada asignación de los recursos públicos a las necesidades y demandas que son consideradas prioritarias conjuntamente entre la ciudadanía y los gobernantes.
  • Permite adquirir un mayor nivel de consenso en la aplicación de los programas públicos, reducir las posibilidades de fracaso que puedan producirse y “acertar” con las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía.
  • Da un valor añadido a la elaboración y gestión de las políticas públicas. Por ello, la participación no sólo debe verse como un derecho ciudadano o una obligación para los poderes públicos, sino como una necesidad social, ya que con la implicación ciudadana las políticas públicas tienen mayores garantías de eficacia.
  • Mejora la eficiencia de las políticas públicas, ya que surgen del conocimiento directo de las necesidades de la población y de la negociación entre la ciudadanía y las administraciones.